Ayudame, Señora, a hacer venganza
de tal selvatiquez, de tal rudeza;
pues de mi poquedad, de mi bajeza,
osado a ti elevaba la esperanza.

A essa tu perfecion, que no se alcança,
á esas sublimes cumbres de belleza,
donde una vez llegó naturaleza,
mas de volver perdió ũa confiança.

Aquello que en ti miro contemplando,
(que apenas contemplarlo me consiente)
conternplandolo más, menos lo espero.

Si gloria de mi pena en ti se siente,
derrama en mi tus iras, desamando,
que al ofenderme más yo más te quiero.

 

Luís Vaz de Camões
« Voltar